El espacio: cosas que debemos a los astronautas

La carrera espacial, y los astronautas, no solo han dejado grandes hitos para la historia de la humanidad. La exploración espacial también ha permitido alcanzar desarrollos científicos y tecnológicos que abarcan áreas como la medicina, la astrofísica o las comunicaciones. Existen multitud de artículos cotidianos que tenemos gracias a la llegada del hombre al espacio. Un gran paso para la humanidad que significó algo más que el hecho de que el ser humano decidiese ponerse en órbita y conseguir pisar en tierra firme más allá de nuestro planeta.

Células de energía solar
Si el sol alimenta a las plantas ¿por qué no nuestros generadores de energía? Para los vuelos largos necesitaban idear una nueva fuente de energía que no significara una carga importante de peso, por lo que crearon las células solares de silicio, placas que hoy en día vemos en muchas partes del mundo para ahorrar electricidad.

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Mejores trajes de bomberos
El Apolo I sufrió un incendio que llevó a la reformulación de trajes espaciales más resistentes a altas temperaturas. El resultado fue un excelente material que fue donado a los cuerpos de bomberos estadounidenses, junto a un mejor sistema de respiración basado en aluminio y un sistema de radio más ligero.
Alimentos deshidratados
Tomates, manzanas, melocotones y cualquier comida. La deshidratación de los alimentos tiene un origen espacial. Puede que no sepan igual de bien, pero conservan sus nutrientes y eliminan el agua que ocasiona el crecimiento de bacterias y su eventual putrefacción. En el espacio necesitan comida duradera y que pesase lo menos posible.

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Espuma con memoria
¿Tenéis unas zapatillas muy cómodas que recuerdan la forma de vuestro pie? ¿Quizá un colchón que hace lo mismo con vuestro cuerpo? También es gracias a la NASA, que desarrolló esta espuma en los años 70 del pasado siglo para aliviar los dolores corporales que sufrían algunos astronautas por la gravedad.
Leche infantil
En investigaciones sobre soporte vital, se logró extraer Omega-3 de fuentes naturales, el mismo ácido graso de la leche materna. Desde entonces, ha sido usado artificialmente en fórmulas para bebés.