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Impresión 3D, la revolución en 3 dimensiones
El progreso de la humanidad ha estado siempre vinculado a la difusión del conocimiento. Su medio de transmisión ha variado a lo largo de la evolución, mediante las distintas formas de lenguaje al principio de los tiempos y en forma de escritura desde que marcamos la historia. Pasaron miles de años para que la impronta del pensamiento pasara desde continentes estáticos como las paredes de las cuevas hasta otros formatos transportables como tablillas, huesos, papiros o pergaminos. Gracias a esta primera revolución de comunicación las civilizaciones clásicas de Occidente eclosionaron, se desarrollaron y perduraron durante cientos de años.
En la China Oriental esto sucedió de forma un poco más rápida gracias al papel. Es destacable referenciar que ya estaba allí desde antes de “nuestra era” y que fue introducido por los árabes en Europa vía España en el s.XI. El soporte tradicional por excelencia permitió el almacenaje y transporte del saber durante todo el medievo de una forma aún no demasiado ágil y eficiente hasta que Gutenberg desarrolló la imprenta. Este hito provocó el giro copernicano tan necesario para que el “know how” saliera mediante copias de los centros del saber y más población tuviera acceso a él, en lo que podríamos considerar como una segunda revolución.
La dinamización de los transportes y comunicaciones que vino con la sociedad contemporánea provoco la tercera revolución de la mano del telégrafo, el teléfono, posteriormente la radio y la televisión. Estas telecomunicaciones acrecentaron notablemente las posibilidades de transmisión de información telemática gracias a la deslocalización física del continente.
Fue a mediados del pasado siglo con el auge de la informática cuando llegamos a una cuarta revolución con los nuevos sistemas de telecomunicación satelitales y transoceánicos; permitiendo la escritura, almacenamiento, procesamiento, transporte y lectura de textos con medios electrónicos más ventajosos. “Anteayer” llegó Internet, la red que ha democratizado y GLOBALIZADO el acceso a la información -o desinformación- y hoy en día la red de redes es la mayor biblioteca alejandrina.
Si fusionamos las tres últimas revoluciones surge necesariamente el éxito de la impresión 3D, que nos llegó prácticamente ayer por el ingenio de Charles Hull. El estadounidense fue pionero en la creación de estos “Aparatos para la Producción of Objetos Tri-Dimensionales por Estereolitografía” en su empresa (3D Systems) y el formato estándar de archivo STL. Esta quinta gran revolución está provocando un nuevo paradigma de transporte de datos en el que los prosumers (productor + consumidor) generan tantas aplicaciones como se puedan imaginar: desde aquellas de usuario cotidiano como pueden ser los recambios de muebles, vajilla, comida; hasta los relativos a la técnica biomédica creando prótesis, implantes, órganos,…
Las grandes marcas de automoción, de ingeniería, de arquitectura, invierten en la “impresión espacial” para validar sus estrategias de innovación. Ésta también llega también a los aviones: http://www.microsiervos.com/archivo/aerotrastorno/impresion-3d-llega-a-aviones.html
Incluso ya se está procediendo a la fabricación en serie para el Airbus A350 como primer paso hacia la certificación de piezas impresas en 3D:
Por lo tanto, se han fabricado mediante deposición de material las primeras piezas para aeronáutica, y yéndonos a la tecnología más puntera – la llamada por los anglosajones “rocket science”- es considerable mencionar que no existe taller de ingeniería aeroespacial que se precie en el que los diseños preliminares no se esbocen con esta tecnología aditiva, acelerando procesos de fabricación tradicional, minimizando costes y resolviendo maquetas más fiables e incluso imposibles de realizar por su complejidad con técnicas de fabricación tradicionales dando valor añadido: https://www.youtube.com/watch?v=pAOuKo1uOU0
Aquí otros ejemplos “Made in Spain”:
Hispasat pone en órbita su primera torre de antena obtenida con fabricación aditiva: pesa menos, es más precisa y reduce costes
https://innovadores.larazon.es/es/not/satelites-ligeros-y-mas-sostenibles-gracias-a-la-impresion-3d
Como vemos esta revolución no será sólo terrenal o aérea, pinta – si hay “tinta”- que será suprarrenal; llegará más allá de los cielos y con ello a nuestro espacio cercano, comenzando por los satélites artificiales, nuestro satélite natural y llegando a nuestro planeta rojo vecino:
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En la Estación Espacial Internacional (ISS por sus siglas en inglés) la primera impresora trabajando sin gravedad de http://madeinspace.us/ ya cumple más de dos años desde que se ensambló:
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En el caso de Selene, el regolito será la materia prima para construir bloques que permitan realizar Máquinas de impresión 3D “autoreplicantes” que actuarán como las grúas de la tan famosa “Moon village” para 2030 y establecer una colonia de 1000 personas 30 años después.
http://www.esa.int/Highlights/Lunar_3D_printing
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Para el caso del planeta rojo, el concurso de “3D printed Habitat Challenge” lanzado hace tres años por la NASA ya está en la fase final. Tiene como objetivo el de construir hábitats para el espacio profundo (Marte y más allá) con material reciclado de partes de la basura espacial de otras misiones y con regolito similar al marciano www.nasa.gov/3Dprinting
El hecho de tener la capacidad de fabricarse alojamientos, herramientas y útiles necesarios para imprevistos y/o accidentes lo es casi todo para poder asistir a los astronautas desde los centros de control terrícolas y poder ser independientes ante los posibles imprevistos que surjan durante la exploración planetaria.
Parece ser que, gracias a la revolución de la impresión 3D, el ser humano entrará en un nuevo estatus de UNIVERSALIZACIÓN que nos proporcionará las herramientas para convertirnos en una especie interplanetaria como sugería el visionario Elon Musk en el congreso Astronaútico Internacional del pasado año. ¡Todo impresionante!
