Los expertos ya están midiendo el impacto de Internet en la salud mental de los jóvenes

¿Eres de los que piensa que pasar tanto tiempo en Internet es bastante poco saludable? ¿O puede que te hayas planteado, como muchos, darte un respiro de alguna o varias de las redes sociales que tanto tiempo nos quitan?

Si has respondido afirmativamente a cualquiera de las dos preguntas, este post es para ti. Especialmente, si tienes a una persona joven a tu cargo o conoces a alguna—o más de una—que no es capaz de dejar el móvil ni por un instante a causa de las redes sociales.

Y es que la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha reconocido por fin el impacto que este fenómeno, relativamente nuevo, aunque ya no tanto, está teniendo en la mente de los más vulnerables: los jóvenes.

Los creadores de las RR. SS. predican con el ejemplo, o no…

Una y otra vez, los creadores de las redes sociales no dejan de advertirnos sobre las ventajas que nos ofrecen. Con frecuencia destacan su capacidad para comunicarnos con otras personas, ya sea realizando nuevas amistades, cultivando las que ya tenemos o recuperando las que creíamos perdidas por la distancia y el tiempo.

Sin embargo, no hace mucho saltó a los medios la noticia de que los grandes gurús de Silicon Valley, las grandes mentes detrás de algunas de las redes sociales y aplicaciones de Internet más populares, no permitían que sus bebés o hijos pequeños tuvieran cerca nada remotamente parecido a una pantalla hasta bien entrados en años.

¿Podrías preguntarte por qué? Por suerte o por desgracia, empezamos a vislumbrar los posibles motivos a raíz de los datos que están saliendo a la luz.

Cifras de uso y penetración cada vez más preocupantes

Recientes investigaciones llevadas a cabo en Madrid muestran que, solo en la capital, más de una cuarta parte de los jóvenes, el 26%, hacen un uso muy poco saludable de Internet. Y con poco saludable nos referimos a un uso compulsivo.

Pero la cosa va más lejos. Una investigación de la Consejería de Sanidad que se presentó, oportunamente, con motivo del Día Internacional de la Lucha contra el Uso Indebido y el Tráfico Ilícito de Drogas, muestra que un 6% de nuestros jóvenes emplea dinero real al jugar por Internet.

La nueva adicción

Gracias a las nuevas herramientas de análisis de grandes volúmenes de datos, como el Big Data, profesionales de la salud preocupados por su uso excesivo y el impacto que tiene sobre nuestros jóvenes han descubierto una deprimente tendencia.

Deprimente porque los estados de redes sociales como Facebook o Twitter se están tornando más y más depresivos. Esto se complementa con el uso de la televisión: estudios que confirman que, cuanto mayor es la exposición a los medios antiguos y nuevos, mayor es la probabilidad de desarrollar depresión por cada hora diaria.

Síntomas y sus efectos

Los expertos advierten que nuestros jóvenes están llegando a extremos que rozan—o alcanzan ya en muchos casos—una adicción conductual. Esto se traduce en:

  • Preocupación casi constante.
  •  Comprobación continua de actualizaciones.
  • La necesidad recurrente de iniciar sesión en las redes sociales.

Estos síntomas se traducen en graves problemas para los jóvenes en contextos de:

  • Su educación, fundamental en estos años.
  • Su ocupación, si están ya en edad de realizar alguna actividad o compaginarla con sus estudios.
  • En las actividades sociales que realizan fuera de Internet.
  • En su salud física y/ o psicológica, también en pleno desarrollo.

Todo esto se añade a los comportamientos de jóvenes y mayores claramente tóxicos que, día sí y día también, plagan las redes. Sin olvidarnos, por supuesto, del ciberacoso, acompañado o no de abusos, sobornos o estafas a las que pueden verse expuestos.

Como decíamos, tanto si tienes jóvenes a tu cargo o conoces a alguno en esta situación mostrando todos o varios de estos síntomas, hay que prestar especial atención. Y más a quienes presenten factores que los tornen más vulnerables, tales como baja autoestima, personalidad depresiva o que se encuentren, por cualquier motivo, en riesgo de exclusión social.

Y lo más importante de todo: no dejar de informarse, pues es un mundo, con sus ventajas y sus peligros, en constante evolución.