¿Pueden servir las bacterias para transmitir información?

Hoy disponemos de una inmensa cantidad de información a nuestra disposición. ¿Podrían las bacterias conformar redes microscópicas para transmitirla? Esta es la pregunta que  muchos especialistas tratan de responder.

 De conseguir algún resultado, la ciencia, una vez más, lograría un avance que podría llegar a cambiar el mundo tal y como lo conocemos.

La innovación en un entorno diminuto

La nanotecnología es un campo del saber con un gran futuro por delante. La manipulación de la materia a nivel atómico y molecular permite diseñar máquinas microscópicas, las cuales pueden realizar todo tipo de trabajos, desde limpiar vertidos de petróleo en el océano hasta vigilar que tu cuerpo se mantenga sano. Estos son solo dos ejemplos de todo su potencial.

No obstante, la naturaleza también ha trabajado, a lo largo de millones de años, en el plano microscópico. Aquí es donde entran en juego las bacterias y los virus, seres vivos, o no tanto en el caso de estos últimos, que podrían utilizarse para diferentes fines.

Por norma general, las bacterias suelen causar enfermedades o ayudar al cuerpo humano a realizar diferentes funciones, como la descomposición de alimentos, entre otras actividades. Pero más allá de estas funciones naturales, algunos expertos en nanotecnología y biotecnología plantean crear redes de transmisión de información con bacterias.

No creas que lo están planteando sin conocimiento de causa, ya que algunos de estos seres microscópicos poseen determinadas características que permitirían tal transmisión. 

De hecho, las células de cualquier ser vivo transmiten una información muy valiosa al reproducirse: el ADN, que no es más que las instrucciones completas de cómo conformar un ser vivo y funcional. Sin embargo, en el caso de las bacterias, estas poseen estructuras para el almacenamiento de información y su procesamiento. Así, logran comunicarse entre sí sin ningún problema.

Máquinas biológicas

Las bacterias E. coli, presentes en el tracto intestinal, son unas excelentes candidatas para crear una red de transmisión de información. A través de un experimento, un equipo italiano consiguió enviar un mensaje de texto gracias a una cepa de estas bacterias, las cuales conformaban un circuito. La mayor ventaja que ofrecen es que son muy sencillas de manipular.

No te lleves las manos a la cabeza, ya que tan solo serían programadas para realizar su función, transmitir información, sin causar daños a ningún ser humano. Además, el caso de las E. coli es aún más significativo. Son capaces de recoger información del lugar en el que desarrollan la actividad. Detectan temperatura, la intensidad de la luz o la presencia de determinados agentes químicos. Lo más importante es que almacenan la información recogida en su ADN y la procesan gracias a sus ribosomas.

Son, salvando las distancias, muy parecidas a un pequeño ordenador o robot creado a lo largo de millones de años. Se programan y alteran con facilidad, por lo que podrían diseñarse cepas para la transmisión de información, algo que lograrían reproduciéndose o moviéndose para conseguir este objetivo. Cabe destacar que estas bacterias se propulsan mediante el uso de flagelos. Asimismo, podrían utilizarse como discos duros biológicos, ya que el ADN puede almacenar una cantidad masiva de información. Ya en 2012, unos científicos consiguieron almacenar 700 terabites en un gramo de ADN, algo que, seguramente, supera con mucho la capacidad de los discos duros de los ordenadores convencionales.

En definitiva, las bacterias pueden esconder el futuro de las redes de información e, incluso, del almacenamiento masivo de información en muy poco espacio. Sin embargo, habrá que desarrollar estas tecnologías a fondo y teniendo en cuenta las consecuencias éticas de utilizar seres vivos para estos propósitos.