Traducciones perfectas: la próxima conquista de la inteligencia artificial

Nuestro día a día está lleno de traducciones. Desde el libro que leemos antes de dormir hasta cualquier página web que consultamos en nuestro trabajo. Hay alrededor de 7.097 idiomas distintos en el mundo, según la revista ‘Ethnologue’. Mientras las personas no desarrollemos el don de hablar todas las lenguas, las traducciones seguirán siendo necesarias.

A lo largo de la Historia, uno de los sueños más anhelados del ser humano ha sido poder comunicarse en todos los idiomas. Desde la Torre de Babel, a Babelfish, un pececito amarillo que se desliza en la oreja para la traducción simultánea, los seres humanos aguardan el sueño frustrado de derribar todas las barreras idiomáticas.

Actualmente, existen docenas de programas que realizan traducciones automáticas como Google Translate, que es, desde hace años, el más famoso y sencillo de utilizar. Este programa cuenta con 500 millones de usuarios, 103 idiomas disponibles y 100 mil millones de palabras traducidas día a día.

Estas traducciones se producen gracias a la inteligencia artificial y al aprendizaje profundo. Esto permite el avance de multitud de innovaciones tecnológicas en todas las disciplinas. Pero, ¿cómo funciona aquí la inteligencia artificial? Esta tecnología dispone de una serie de etiquetas generadas para clasificar toda la información que obtiene y este proceso se divide en dos partes: la extracción de los datos y los patrones de clasificación.

Traducciones frías, sin emoción

Por ejemplo, esta es la dinámica que utiliza Google Translate. Busca en su base de datos coincidencias en el idioma a traducir y otro similar para ofrecer unas traducciones de mayor calidad.

Sin embargo, los algoritmos de los traductores automáticos por ahora solo han sido capaces de reproducir el aspecto mecánico y técnico, pero flojean a la hora de devolver el sentido emocional. De manera que estas son traducciones aproximadas que no interpretan la ironía, las metáforas, los giros del lenguaje o la emoción que los propios hablantes dotamos a nuestras palabras.

He aquí, por tanto, la principal evidencia de por qué la inteligencia artificial todavía no es capaz de realizar traducciones 100% perfectas y es que, para conseguirlo, habría que dotar esta tecnología de sentido común. Este conocimiento se basa en la experiencia que adquirimos las personas en las primeras etapas de nuestra vida.

Además, la inteligencia artificial solo reconoce aquello que se le ha enseñado. De manera que le cuesta mucho reconocer situaciones como las metáforas. Además, los expertos reconocen que es muy complejo elaborar un sistema que genere nuevas etiquetas a partir de un proceso de aprendizaje que no ha tenido en cuenta estos elementos.

IA: Hacia las traducciones perfectas

Actualmente, este tema se está intentando abordar desde la relación causa/ efecto. Lo primero que tenemos que tener claro es que la máquina no entiende las cosas por sí solas, de manera que es necesario buscar patrones que le permitan adquirir una información. Por ejemplo, es capaz de entender que la salida del sol es lo que provoca el canto del gallo, pero no al revés.

Muchos expertos tienen esperanza en que, con el tiempo, la inteligencia artificial alcance las traducciones perfectas con un proceso similar al de los programas que asemejan el estilo de los escritores y son capaces de elaborar textos por ellos mismos.

¿Llegaremos a tener conversaciones simultáneas con varias personas, hablando diferentes idiomas gracias a las traducciones perfectas de la inteligencia artificial?