Baterías para aprovechar la energía eólica

A estas alturas, pocas personas dudan de las ventajas de la energía eólica y otras renovables y su papel en el proceso de transición ecológica. Esto se debe a que proceden de recursos limpios e inagotables y son capaces de regenerarse de manera natural.


Dentro de ellas, la energía eólica –que aprovecha la fuerza del viento mediante aerogeneradores instalados en tierra firme, o incluso en el mar, para generar electricidad– es una de las más extendidas en nuestro país: según datos de la Asociación Empresarial Eólica, fue la segunda fuente de generación eléctrica peninsular en España en 2020 (con 27.446 MW de potencia acumulada) y cubre el 21,9% de la energía consumida. España es el quinto país del mundo por potencia eólica instalada, tras China, Estados Unidos, Alemania e India.

Innovación para la energía eólica

Sin embargo, también son de sobra conocidos los dos inconvenientes tradicionales de este tipo de energías. Por un lado la falta de constancia en su producción. Esto se debe a que dependen de agentes externos imprevisibles, y la dificultad en su almacenamiento. La energía generada por un parque eólico no es siempre constante (al igual que tampoco lo es el consumo de los usuarios). Por eso… ¿Qué sucede cuando sopla el viento, pero la demanda de electricidad es baja (por ejemplo, por la noche)? O, por el contrario, ¿qué se puede hacer cuando se requiere una gran cantidad de electricidad, pero el viento se resiste a soplar? 

Hasta hace poco, la fuerza del viento se desperdiciaba en el primer supuesto, mientras que, en el segundo, era necesario recurrir a otro tipo de energías, renovables o no. Hoy en día, la innovación en este ámbito ha desarrollado nuevas tecnologías que permiten almacenar la electricidad sobrante para así utilizarla cuando sea necesaria. De esta forma, en momentos en los que la demanda es menor, el parque eólico puede seguir funcionando. Ese excedente de energía limpia no se desaprovecha. Se almacena en baterías electroquímicas y se utiliza de forma combinada con la energía de los aerogeneradores cuando la demanda es mayor que la capacidad del parque. En definitiva, la planta eólica consigue una mayor capacidad para gestionar la energía.

Iberdrola, pionera en innovación

En este proceso de innovación, Iberdrola es pionera en nuestro país. Después de haber debutado instalando la primera batería en una planta fotovoltaica en España (la de Arañuelo III, de 40 MW, en Cáceres), va a colocar la primera batería en un proyecto eólico, con una potencia de 5 MW y 5 MWh de capacidad de almacenamiento. Esto tendrá lugar en Elgea-Urkilla (32 MW), en Álava, y ya se ha proyectado otra en la ST de Abadiño (Bizkaia), instalada por Ingeteam. Asimismo, tiene en construcción o asegurada una potencia con baterías de 200 MW en la actualidad, que llegará a 300 MW en 2025, principalmente en los mercados del Reino Unido y Australia.

Una vez más, la compañía demuestra su profunda implicación en el cambio climático y en el proceso de cambio hacia una economía descarbonizada, y su plena convicción de la importancia de la transición energética en la transformación de la industria y en la recuperación verde de la economía y el empleo. La meta es doble: maximizar el uso de energías renovables a la vez que se promueve una su integración eficiente en la red eléctrica. Gracias a estos avances en innovación, estamos un pasito más cerca de alcanzar el objetivo mínimo del 32% de energía renovable para 2030, establecido por el Parlamento Europeo, y seguir fabricando un futuro más limpio y respetuoso con el medio ambiente.