Así crecen las plantas gracias a la luz artificial

La tecnología actual, más económica y asequible, facilita que podamos ver crecer nuestras plantas en estancias sin ningún tipo de iluminación natural. Solo hay tener en cuenta algunas sencillas pautas a la hora de decidirse por estas tecnologías.

Las plantas de interior no existen

Esta llamativa afirmación está detrás de la realidad que expresa, y es que comúnmente denominamos “plantas de interior” a las especies idóneas para esta ubicación. Sin embargo, las plantas de interior no existen en la naturaleza, sino que en la naturaleza hay ecosistemas parecidos a algunos interiores que hacen de estas plantas aptas para su crecimiento en tales circunstancias. 

Normalmente estas especies se desarrollan en condiciones de escasa luz, a nivel del suelo o en grandes selvas tapadas por otra vegetación. Son las llamadas plantas de sotobosque y sus condiciones de luz son fácilmente reproducibles en interior.

No basta con decidir que la planta crecerá en interior con luz artificial, es importante definir las condiciones de ese interior, humedad ambiente, mayor frío o calor según el lugar de residencia y cualquier condición ambiental adversa.

Con estas pocas pautas, en la comodidad del hogar sería fácil que las citadas especies viviesen sin problemas. Pero como las plantas de interior no existen, podríamos hacerlas crecer la mayoría de especies comunes con luz artificial, ya sea en interior o exterior con adaptaciones.

La luz y las plantas

Las plantas necesitan la luz del sol para hacer el proceso de fotosíntesis con el cual obtienen alimento y esa luz tiene ciertas características que influyen en su crecimiento, y que, al igual que las características del entorno, podemos analizar y replicar.

La luz es una forma de radiación electromagnética con una longitud de onda particular. Aunque los humanos la percibimos blanca, realmente, la luz que proviene del sol contiene todo el espectro, es decir, todos los colores del arcoíris. Si bien las plantas los requieren todos, hay dos colores sumamente importantes: el azul y el rojo. El verde es el que menos absorben las plantas y precisamente eso dota a la mayoría de ese color.

El azul es el responsable del crecimiento en la fase de germinación y floración. Por tanto, una planta que reciba mayormente luz azul será más pequeña y oscura. El rojo afecta al crecimiento y determina la floración, un exceso de rojo producirá una planta más alta y con más espacio entre sus hojas. La combinación de los dos colores estimula la floración.

Por todo esto, es muy importante determinar el tipo de luz o bombilla que utilizaremos para iluminar nuestra planta. Como comentábamos al inicio la tecnología actual nos brinda cientos de opciones y modelos y no será difícil encontrar el adecuado haciendo una pequeña consulta a nuestro distribuidor.

La tecnología led es nuestra gran aliada en este campo, además de tener un amplio rango de colores y potencias, es una tecnología económica; Como cuenta Iberdrola, las lámparas led consumen unas cinco veces menos que las incandescentes tradicionales y duran unas 8 veces más.

Por sus citadas ventajas, las iluminarias LED se han descrito como la invención más revolucionaria en la luminotécnica hortícola en las últimas décadas.

Iluminación artificial en la agricultura

Ahora que sabemos cómo crecen las plantas gracias a la luz artificial, destacamos que todo lo aquí expresado es aplicable, a gran escala en agricultura. Actualmente se construyen espectros a medida con diferentes longitudes de onda que ayudan a obtener plantas en determinadas condiciones con la mejor calidad y eficiencia lumínica.

Principalmente utilizada en cultivos hortícolas, brinda grandes ventajas en la producción de injertos de semilleros, jardines interiores o verticales así como en la producción de plantas aromáticas, micro-vegetales y algas.

Otra aplicación común es el desarrollo de fungicidas e insecticidas basados en plantas y mohos, y una de las más normalizadas es en las fresas de invernadero y los tomates en sus calendarios de plantación más difíciles.